En 2014, la agencia de periodismo de investigación Bellingcat, especializada en fact-checking y periodismo de fuentes abiertas, publicó que el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue derribado por un misil ruso lanzado desde territorio controlado por separatistas prorrusos en Ucrania, contradiciendo las versiones oficiales del Kremlin. Más tarde, expuso la identidad de los agentes rusos implicados en el envenenamiento del exespía Sergei Skripal, en Reino Unido, utilizando bases de datos filtradas y rastreo facial. A eso, se suman investigaciones sobre crímenes de guerra en Siria, el uso de armas químicas mediante análisis de videos subidos a YouTube, así como abusos policiales en América Latina, entre muchos otros casos.
Se trata de periodismo de fuentes abiertas, también conocido como Open Source Intelligence Journalism (OSINT), el cual se ha convertido en uno de los fenómenos más transformadores y relevantes en la era digital. Significa, literalmente, obtener información a través de fuentes abiertas al público, principalmente las digitales: geolocalización, bases de datos y redes sociales, entre otras. Se hace con métodos de recolección y análisis de información rigurosos para convertirlo en conocimiento verificable. Funciona para verificar hechos, reconstruir eventos y exponer verdades ocultas. En una era en la que abunda la desinformación, este modelo sobresale por ofrecer transparencia, precisión y veracidad.
De acuerdo con Giancarlo Fiorella, director de investigación y entrenador de Bellingcat, el periodismo de fuentes abiertas se basa en la recopilación, verificación y análisis de la información disponible públicamente en internet, y sus múltiples plataformas. Esto incluye el uso de herramientas digitales como mapas satelitales, rastreo de vuelos, publicaciones en redes sociales; el uso de bases de datos, materiales filtrados, materiales de la dark web, etc. Siempre y cuando toda la información sea de acceso al público y legal; en ese sentido, el hackeo es un método inválido.
“El periodismo de fuente abierta es el periodismo que trabaja con la información a la cual el lector y el periodista o el investigador tienen acceso por igual. Por ejemplo, un video en YouTube que muestra a la policía agrediendo a alguien. Es un video al cual cualquier persona que tenga una conexión a internet puede acceder. Eso es lo que llamamos fuente abierta”, explica Fiorella.
Este modelo desafía directamente las nociones “tradicionales” del periodismo, ya que no depende únicamente de fuentes confidenciales, información oficial, filtraciones y acceso privilegiado al poder, sino que se basa en el rastreo meticuloso de las huellas digitales que se van dejando en la red. "En una época marcada por la superabundancia de información y desinformación, guerras híbridas y manipulación mediática, este método ofrece un contrapeso de suma importancia, ya que está basado en la evidencia verificable."
La agencia Bellingcat se ha destacado por sus investigaciones rigurosas que han sacudido gobiernos y narrativas oficiales. Fundado en 2014 por el periodista británico Eliot Higgins, comenzó como un simple proyecto individual para que ‘periodistas ciudadanos’ pudiesen investigar eventos de actualidad utilizando este método. Poco a poco se fue convirtiendo en una organización internacional de impacto global. Su nombre proviene de la frase inglesa “to bell the cat”, que significa atreverse a intentar lo que en apariencia es una tarea imposible.
A pesar de su éxito, no ha estado exento de críticas. Frecuentemente ha sido acusado sin fundamentos por Rusia de estar bajo contrato de la CIA; o de haber recibido fondos de la cancillería británica. "Estos son esfuerzos comunes para desacreditar nuestro trabajo", asegura Fiorella. A pesar de esto, su filosofía se basa en la transparencia, en que "el proceso que llevó a las evidencias sea la historia en sí". Así, los lectores pueden llegar por sí mismos a las mismas conclusiones que los investigadores, quienes revelan todo el proceso que se llevó a cabo, así como las herramientas que utilizaron para determinado caso.
Así lo define Carlos Gonzales, investigador y entrenador en Bellingcat: “Normalmente, el revelar ciertas cosas incomoda a personas que no les interesa que la verdad se conozca. Pero parte de lo que nosotros hacemos siempre es revelar la investigación paso por paso, de modo que cualquiera la pueda replicar. Si estoy errado, muéstrame que estoy equivocado. Es una filosofía y un valor que tenemos nosotros en Bellingcat.
La semana del 29 de septiembre al 4 de octubre, el Observatorio de Medios Digitales del Tecnológico de Monterrey llevó a cabo un taller de periodismo de fuentes abiertas, en colaboración especial con Bellingcat. En este, participaron estudiantes, periodistas y expertos en medios. Al respecto, Giancarlo Fiorella destaca la importancia de llevar a cabo este tipo de talleres para “plantar semillas de colaboración”: “Lo que queremos es que la gente que pase por el taller aprenda y sepa hacer cosas como las estamos enseñando. Pero lo que siempre esperamos que pase es que vean, y sientan, y entiendan, que la puerta siempre está abierta para la colaboración.”
Finalmente, la relevancia del periodismo de fuentes abiertas, a decir de los investigadores, no sólo está en su precisión, sino en su carácter democrático. "En un entorno donde los regímenes autoritarios censuran y manipulan la información, o donde las democracias enfrentan crisis de confianza mediática, este tipo de periodismo destaca por reconfigurar la relación entre el ciudadano y su derecho al acceso a la información".
*Estudiante de Periodismo del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe.