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Economía, influencers y redes sociales

Economía, influencers y volatilidad en redes sociales

2025-07-13
Alejandra González Marmolejo
Noticias

La coyuntura política actual hace que los escenarios económicos sean volátiles y difíciles de predecir. La velocidad con la que corren las actualizaciones, la especulación con indicadores financieros, o el tipo de cambio, se produce de manera paralela con la desinformación que circula en redes sociales.

No es lo mismo una actualización sobre nuevos aranceles, que el cambio en la escalada armamentista en Medio Oriente, ambos escenarios afectan mercados financieros distintos. Aunque las noticias sucedan de manera casi simultánea, cada cambio genera un ajuste que se localiza en distintos ámbitos financieros.

Si para los expertos es complejo hacer interpretaciones con la coyuntura política reciente, para los usuarios en redes sociales es más riesgoso tomar decisiones con respecto a sus finanzas, más aún si carecen de alfabetización mediática y de conocimientos técnicos sobre mercados financieros.

En el caso de los países que están involucrados en movimientos de política económica por las tensiones arancelarias, los mecanismos de ajuste corresponden con la teoría macroeconómica; son conocimientos relativamente accesibles para las audiencias. Pero la volatilidad de los sectores privados, como el mercado accionista, depende de otros intereses económicos y políticos que no son completamente rastreables para los usuarios de plataformas digitales.

En términos de redes sociales, no todas las opiniones que se expresan, por populares que sean sus autores, son asertivas. La subjetividad es la consecuencia de la reducción de argumentos por la limitación del tiempo y espacio de los contenidos digitales; esta condicionante normaliza la validación de narrativas incompletas o fuera de contexto por parte de las audiencias. Algunos “influencers” tienen la capacidad de llamar a la acción de sus seguidores, y esto puede ser contraproducente para los usuarios vulnerables.

Por ejemplo, señalar el pago de impuestos como “comunismo” es una idea totalmente desproporcionada que carece de evidencia teórica. Entender los mecanismos fiscales para la rendición de cuentas hacia la ciudadanía es un acto necesario para la transparencia de recursos públicos. Pero promover la desinformación y narrativas que incentiven el clasismo es distinto al incentivo del pensamiento crítico sobre el manejo del presupuesto por parte de las instituciones. Las finanzas públicas no son temas dóciles de comprender porque requieren el manejo de tecnicismos que no pueden ser sintetizados fácilmente para los contenidos de formato corto.

Otro escenario problemático es la invitación a invertir en cualquier mercado de valores cuando las audiencias no conocen el contexto de la volatilidad. Es común ver en redes sociales que algunos “influencers” inviten a “comprar dólares” cuando el tipo de cambio beneficia al peso mexicano en situaciones de tensión política o comercial. Esto puede resultar riesgoso si los usuarios no comprenden que la política monetaria ejercida por los bancos centrales está fuera del alance de los usuarios entusiastas de los mercados financieros.

Ámbitos como las divisas, los bitcoins y las bolsas de valores globales se rigen mayormente por reglas no escritas que promueven la competitividad entre inversionistas; esto no significa que no exista legislación que inhiba las malas prácticas dentro de los mercados accionarios, pero entender la complejidad de la coyuntura financiera para obtener beneficios es un camino que requiere experiencia y actualización técnica constante.

No es tan fácil comprar o vender acciones en posiciones cortas, como se conoce al intercambio de valores cuando existe alta volatilidad. Las reacciones de los usuarios de redes sociales ante los cambios súbitos en los precios de activos financieros pueden llevarlos a tomar malas decisiones.

Además, la conducta de los usuarios en redes sociales no modifica las reglas no escritas de los mercados financieros, en especial si son de alta especulación como los bitcoins. Este efecto es notable con “influencers” que promueven prácticas de inversión cuestionables, que consideran la coyuntura social pero no divulgan los detalles técnicos de sus estrategias, que son fundamentales para generar ganancias (al menos de reducir las pérdidas).

La invitación a la especulación con activos financieros es peligrosa si las audiencias no conocen sus respectivos perfiles de tolerancia al riesgo financiero. Esta condición es fundamental para entrar en mercados de alta incertidumbre, como bitcoin y acciones del sector tecnológico, que no son en sí peligrosos, pero requieren de experiencia en el ámbito financiero. Las redes sociales hacen el espejismo de modificar la conducta y las opiniones de los usuarios, pero no necesariamente promueven educación financiera, que es más necesaria que alentar la compra o venta de activos financieros sobre una coyuntura volátil, como si las inversiones de cartera fueran sencillas.

En este espacio invito siempre a las audiencias digitales a la alfabetización mediática en todos los ámbitos, no solo en el espectro político. El conocimiento de cómo gestionar los impuestos es fundamental para exigir transparencia en el uso del dinero público por parte del gobierno, de la misma forma que la capacitación en finanzas es útil para hacer buen uso de las inversiones. “Influencers” o figuras públicas, por más populares que puedan ser, tienen intereses que no implican el bienestar social. Es importante reconocer estas diferencias y promover mejores prácticas con el uso de los recursos financieros personales.

 

*Alejandra G. Marmolejo es profesora de Ciencias Sociales y candidata a Doctora en Política Pública por el Tecnológico de Monterrey. Las opiniones expresadas en este espacio pertenecen exclusivamente a la autora.

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